Tres enseñanzas sobre los Goya

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El domingo vi toda la ceremonia de entrega de los Premios Goya. Quería ver brillar al cine español, porque lo merece, y esta es una ocasión perfecta y glamourosa para hacerlo.

Al finalizar la gala saqué por enésima vez la conclusión de que las gentes que se dedican al cine y al teatro, aunque hacen de la comunicación su herramienta vital (eso es el cine y el teatro en estado puro: comunicación de historias, de personajes, de emociones…), cuando no están dentro del personaje se comportan como cualquier otra persona cuando quiere contar algo. Es decir, bastante pobremente, incluso con vulgaridad. Uno, dos, tres detalles sobre los que mejorar y acabo este post.

Uno: ¡Actúa, que te están viendo¡ La enorme ventaja del teatro, de la interpretación, es que sus profesionales pueden asumir cualquier personaje, cualquier voz y aspecto, contar cualquier historia…, con el objetivo de absorber la atención de la audiencia, seducirla y llevarla por paisajes que más tarde cada espectador podrá evocar dentro de unos momentos memorables.

Y sin embargo cuando se trata de agradecer un premio, o abrazar un hilo narrativo que seduzca a los espectadores, presentes y virtuales, el actor más aclamado, el director más prestigioso o el autor más laureado pierden el hilo y el oremus, dicen incoherencias y piensan más en sus primas que en los millones de espectadores que desean oírles y empatizar con los premiados.

¿Es cuestión de que vuelvan a la escuela de interpretación? Evidentemente, no. Saben actuar, y muy bien. ¿Entonces? Tan solo deben pensar en que las entregas de premios carecen de toda belleza si se convierten en actos onanistas y chatos. Deben pensar en que los espectadores desean profundamente asumir su belleza, la de sus seductores personajes, y que ello exige romper la naturalidad y hacer arte. Arte hasta de la recogida de un “cabezón”.

Pensar en el traje o el vestido hasta la exageración, y no pensar en la palabra, el argumento, la puesta en escena, es perder la oportunidad de seducir. Y en el arte no se puede perder ninguna oportunidad. Para eso están los camerinos. Para eso están los momentos en que los focos se apagan.

Dos. ¡Abre la ventana, que entre el aire¡ Los del arte no son, no somos el  centro del universo mundo. Nos dedicamos a algo guapo, pero ya está. González Macho decía que hacer cine es tarea de héroes. Exagera porque cree que el cine es el ombligo del mundo. Para héroes los que se enfrentan cada mañana a la tarea de sacar sus familias adelante desde el paro. No son, no somos el centro del universo pero mira que intentamos que parezca que lo creemos. Eso nos aleja de los ciudadanos, de los destinatarios del arte.

Y tres. ¡Los zombis existen, pero no cuentan¡ ¿Qué más da que Wert no vaya a los Goya? ¿Es una fiesta en la que el sector comparte con la sociedad su alegrías o es una reunión tutelada en la que si no está el jefe la cosa no funciona? ¿Es el jefe? Multitud de pesados nos recordaron una vez más lo que es público y notorio: ese ministro es un cadáver andante y ni siquiera las críticas fuera de cacho lo van a resucitar. Tanta referencia ilustra one more time nuestra adolescente necesidad de un pim pam pum sin el cual carecemos de discurso.

Los Goya, los Max, los premios de la Música, cualesquiera premios que las gentes del arte otorguen, son encuentros que han de estar al servicio de transmitir a la ciudadanía belleza y mensajes guapos, no reclamaciones extemporáneas, quejas o felicitaciones aldeanas.

Perdonen la opinión.

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11 comentarios

Archivado bajo artes escénicas, Cultura, General, Opinión, Uncategorized

11 respuestas a Tres enseñanzas sobre los Goya

  1. Raúl

    Totalmente de acuerdo Robert! Creo que tenemos que ofrecer unos talleres para actores consagrados que vayan a recoger premios, les hace falta!! Un fuerte abrazo!

    • Robert Muro

      No deja de sorprenderme la contradicción de magníficos intérpretes que cuando explican algo de sí, o que les interesa personalmente, de repente pierden todo el atractivo. Tal vez espero que sigan actuando más allá de su escenario. Pero es que de los grandes todos esperamos precisamente eso.
      Gracias, Raúl.

  2. lexissclown

    Para nada de acuerdo con el post. Creo que forma parte de ser «actores» el mirar a la sociedad con compromiso y posicionamiento. Y que el acto de expresar lo que es necesario es inherente a esta profesión. En el caso de los Goya, me preocuparía que los actores no aprovecharan su imagen pública y su momento de salir a por el cabezón para más allá de su ombligo expresar su opinión frente a todo lo que estamos viviendo. Y más ahora. No considero que sea un pim-pam-pum. Considero que es un acto de rebeldía necesario.

  3. Robert Muro

    Hola, Lexissclown: estamos menos en desacuerdo de lo que aparenta el entusiasmo de ambas partes. A mí me toca subrayar lo que a mi modo de ver son debilidades del discurso y de la Gala. Obviamente para superarlas. Los creadores -actores en este caso-, al ser vistos, observados, disfrutados por millones de personas, tienen una enorme responsabilidad. Y creo que deben actuar como profesionales, sin romper la magia y el hechizo, es decir, deben mantener ante todos el brillo, su brillo. Eso no quiere decir que no reivindiquen, o sean insensibles ante el dolor ajeno: alzar la voz es importante cuando se dice solidaridad, o compasión. No, simplemente deben hacerlo con elegancia, con valores añadidos, no como si estuvieran en casa. Y respecto al pim pam pum: en realidad lo que me gustaría -que es lo que echo de menos- es discurso, propuestas estratégicas, ofertas positivas, programa. Ya sabemos contra lo que estamos. Pero no tenemos claro lo que nos une si de construir hablamos. Y creo que hoy, más que nunca, es tiempo de construir.
    Gracias, de corazón, por tus opiniones.

  4. elregui

    No hacen falta talleres para actores que recojen premios, en mi opinión hacen falta actores con ídeas propias que no sigan consignas de nadie.

  5. Y otro año más el mismo cuento ¿hasta cuando? coincido, querido Robert, en que es necesario que el sector de la cultura seduzca y no este en la eterna reivindicación. Hubiera bastado con una referencia a la ausencia de un ministro que se desacredita solo para luego seguir con una fiesta del sector para su público » the Show Must Go On»

  6. M

    Pues yo no estoy para nada de acuerdo. Me parece estúpido que el actor tenga que hacer de personaje para recoger un premio que se le da como trabajador, osea tiene que hacer de él mismo lógicamente. Respecto a las críticas hacia el ministro me parece que siempre ha estado ese tema ligado al espectáculo: la crítica social.

  7. lexissclown

    Me apena enormemente el peso que le otorgáis a la forma y la apariencia. ¿Dónde pone que los actores tengan que seducir ? ¿Dónde pone que tengan que mantener su brillo? ¿Su brillo, belleza, seducción? Es curioso con que ojos miramos y donde ponemos la atención. En el brillo… a mi me parece que el brillo de un actor poco tiene que ver con su oficio. Ante todos los actores son artistas comprometidos con el arte de crear una historia. Si brillan o no es totalmente secundario y poner el ojo en el brillo y en la apariencia solo denota lo que uno mismo hace consigo mismo, es decir ocuparse de su brillo y de su apariencia.

  8. lexissclown

    Cuanto miedo a hablar desde las entrañas.

  9. Robert Muro

    Un artículo que me pareció sugerente a propósito de los últimos Goya es el que escribió Carlos Boyero el mismo lunes 10 en El País. Por introducir otros elementos en el debate.
    http://cultura.elpais.com/cultura/2014/02/10/actualidad/1392064303_764409.html

  10. Pingback: Creatividad y tijeras. 1: La auto-explotación como obstáculo | el blog cultural de robert muro

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