Los creadores y SGAE. ¡Tan necesarios y tan frágiles!

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SGAE estrena nueva Junta Directiva, fruto de las recientes elecciones, y hace unos días fue elegido en ella su nuevo presidente, José Luis Acosta, que repite cargo. Su histórico reto es probablemente refundar la sociedad de los autores.

Los cielos demandan unidad y discreción frente al guirigay y la confrontación de los últimos tiempos. Son muchos los no-amigos de SGAE, unidos por el interés común de debilitar la sociedad que gestiona los derechos de los autores y poco proclives a dar respuesta al reto de cómo pagar a los creadores en los tiempos de internet. Y los socios de esa casa deberían ser conscientes de la tormenta exterior y de la pérdida de crédito de los últimos años y unirse, unirse hasta la intimidad en la tarea de salvaguardar los derechos y la figura del autor.

Es razonable pensar que en la nueva Junta no han cambiado los malos aires de “fronda” que la atravesaban en los últimos meses. Con algunos de los viejos junteros y aspirantes a presidente dentro, los pequeños odios y los grandes intereses personales con asiento en plaza, la preocupación por la función primordial de SGAE pasa a segundo plano. La misión de la sociedad de los autores es defender los intereses de los AUTORES, así, en mayúsculas y en plural. Alguna vez he escrito que la defensa de los derechos de los creadores, que en última instancia tiene que ver con el derecho a vivir dignamente de sus obras sin que se las roben o manipulen, es el termómetro de la madurez democrática de una sociedad en relación a la cultura. He dicho también que el problema de SGAE era de liderazgo. Pongo en cuarentena esta última afirmación. Probablemente el problema de SGAE es que en su seno la defensa de los autores, de TODOS LOS AUTORES, DE LA FIGURA Y LOS DERECHOSA DEL AUTOR, no preocupa a todos los socios por igual. Y en particular, algunos conciben la sociedad como una herramienta útil a sus intereses económicos y de poder. Desgraciadamente esos han perdido las elecciones y hoy no gobiernan la SGAE. No, no es que me hubiera gustado que ganaran las elecciones –los defensores de la “rueda” no cuentan con mis simpatías-, pero probablemente están decididos a convertir en una guerra infinita su derrota en esta batalla. Y eso no merece la pena. Porque nadie que ame la paz y la creación puede vivir permanentemente en pie de guerra y de visceral odio. Nadie que prefiera el sentido común y el acuerdo frente al empujón y el codazo, puede estar cómodo entre gritos y pleitos. Nadie que ame el arte puede hozar a gusto en el barro.

Tal vez los autores hayan de pensar en la posibilidad de solucionarlo rompiendo la SGAE por colegios o simplemente, creando dos sociedades que reúnan por simpatías estratégicas a sus nuevos socios. No sé si es una buena posibilidad. Parece que al menos, puede llegar a ser menos mala que la guerra infinita. Porque si ni un ápice de deseo de unidad hay, si ni un átomo de necesidad de compartir espacio hay, convivir es vano intento.

Los autores, los creadores -la creación- se merecen una voz unidad y armónica. Y a la sociedad es mejor darle un espectáculo más edificante.

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6 comentarios

Archivado bajo Cultura, El Blog Cultural de Robert Muro, Opinión

6 respuestas a Los creadores y SGAE. ¡Tan necesarios y tan frágiles!

  1. Maguil

    Malos tiempos estos en los que se hace necesario defender «lo obvio». Obvio es que haya personas cuya vocación es crear obras de arte, científicas…obvio es que haya personas que disfrutan de esas obras creadas. Obvio es que quienes crean, si pueden, quieran obtener rendimientos económicos de su creación. Obvio es que haya otros que, teniendo otras fuentes de recursos, quieran ponerlas a disposición de toda la sociedad mediante licencias «creative commons» o similares. A veces nos atamos a las «herramientas» y nos olvidamos de los propósitos para los que fueron inventadas…ya sea la idea de los «derechos de autor» o de las libres licencias que puede propiciar internet. Son medios para un fin…y el fin, en último extremo es que todos podamos elegir con libertad. Si cerramos el acceso – derechos de autor- tendremos menos difusión. Si queremos mucha difusión -licencias libres- no tendremos retorno económico directo…pero es nuestra libertad y debemos ejercerla. En Europa el Estado debe garantizar estas dos libertades…y no lo hace…de esos polvos…
    Salud!!
    Maguil

    • Robert Muro

      Robert Muro
      abril 6, 2015 en 9:41 am
      Querido Maguil: planteas una cuestión de fondo esencial para definir hacia el futuro los derechos de autor en la era actual. Y el contenido restrictivo que en sí mismo tiene ese concepto en relación al disfrute masivo d ellas obras artísticas “de autor”. En esta ocasión no quería ser tan ambicioso, y al hilo de los conflictos internos de SGAE, proponía una reflexión que ellos deben protagonizar y que quienes amamos el arte de autor debemos observar e incluso participar. Y mi propuesta era casi orgánica: no es una radiad inamovible la existencia deuda sola organización que defienda y gestione los derechos de los creadores, porque puede llegar el momento en que los conflictos de intereses internos lo hagan imposible. Y, más allá de la pérdida momentánea de poder (¿pero es que una sociedad tal debe tener “poder”, más allá de los relacionados con la gestión?), no pasará nada. LO importante, en mi opinión, es que quienes formen `parte de SGAE -o como se llame si cambia de denominación- estén unidos por un similar concepto de defensa del autor y creador, y del derecho -si lo desea así- de vivir de sus creaciones, si el “mercado” lo quiere, claro.

      Abrazos, campeón.
      Robert

  2. ¿ No es un placer para un compositor, ver que su obra la conoce y la toca todo el mundo? ¿ No es maravilloso para un escritor, escuchar a alguien decir una parte de su texto de memoria?

    Es absolutamente lícito ganar dinero con lo que creas, porque garantiza que te dediques a ello con cuerpo y alma, como debe ser; lo que no es tan lícito es que por una sola canción ( hay claros ejemplos) estés ganando pasta toda la vida.

    Excluyendo a los parados por imposición de los tiempos que corren, el que no trabaja , no come. Así de claro.

    Otra cosa es el derecho a tu pensión cuando te retires, como todo el mundo, siempre que hayas pagado tus impuestos.

    Un abrazo.

    • Robert Muro

      Querido Maguil: planteas una cuestión de fondo esencial para definir hacia el futuro los derechos de autor en la era actual. Y el contenido restrictivo que en sí mismo tiene ese concepto en relación al disfrute masivo d ellas obras artísticas «de autor». En esta ocasión no quería ser tan ambicioso, y al hilo de los conflictos internos de SGAE, proponía una reflexión que ellos deben protagonizar y que quienes amamos el arte de autor debemos observar e incluso participar. Y mi propuesta era casi orgánica: no es una radiad inamovible la existencia deuda sola organización que defienda y gestione los derechos de los creadores, porque puede llegar el momento en que los conflictos de intereses internos lo hagan imposible. Y, más allá de la pérdida momentánea de poder (¿pero es que una sociedad tal debe tener «poder», más allá de los relacionados con la gestión?), no pasará nada. LO importante, en mi opinión, es que quienes formen `parte de SGAE -o como se llame si cambia de denominación- estén unidos por un similar concepto de defensa del autor y creador, y del derecho -si lo desea así- de vivir de sus creaciones, si el «mercado» lo quiere, claro.

      Abrazos, campeón.
      Robert

    • Hola, Mina: coincido en que quien crea arte debe poder vivir de su trabajo con dignidad. Si esa es su dedicación esencial y la sociedad le reconoce, vivir de su dedicación debería ser absolutamente lógico.
      Como le decía a Maguil en la otra respuesta, mi post en esta ocasión iba más a comentar el estado interno de la asociación de los autores (SGAE), hoy sometida a fuertes luchas internas de intereses entre diversas concepciones de los derechos de autor.
      Gracias por tus comentarios, Mina.
      Robert

  3. Pingback: ¡Crucifícalo, crucifícalo! Defensa de autor | el blog cultural de robert muro

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